Amanda Palmer (voz, piano) y
Brian Viglione (percusión) se conocieron hace algo más de 5 años durante una noche de Halloween e inmediatamente vieron que tenían una gran afinidad musical. Fue entonces cuando decidieron fundar
The Dresden Dolls , y en muy poco tiempo, han conseguido convertirse en una banda de culto dentro de la escena underground gracias a su personalísima música. Ellos mismos definen su sonido como
“punk cabaret brechtiano”, y no es una mala descripción teniendo en cuenta que sus composiciones combinan ciertas
dosis de locura con pop y rock cargados de dramatismo. Tras haber recorrido medio mundo presentando sus temas en directo, siendo teloneros en la gira de Nine Inch Nails, y cuando apenas han pasado dos años desde su primer y aclamadísimo álbum, el dúo de Boston está de vuelta para ofrecernos su segundo trabajo en estudio.
'Yes, Virginia…' es el título de esta nueva obra y hace referencia a la carta que una niña de ocho años,
Virginia O´Hanlon , escribió al New York Sun en 1897 cuestionándose la existencia de Santa Claus. En el disco se tratarán temas como el sexo, las crisis de identidad, la manipulación o la soledad, mediante letras que narran auténticas historias. Nos encontramos ante un disco bastante
intimista, repleto de energía y lleno de claroscuros, donde la felicidad aparece en determinadas ocasiones, pero nunca para quedarse, y las emociones y la intensidad se respiran en cada nota. Resulta difícil destacar ninguna canción debido a la calidad de todas sus composiciones.
‘Sex changes’ es la pieza encargada de abrir el disco, y el comienzo no podría haber sido mejor: piano lleno de fuerza, percusión muy cuidada y una voz realmente expresiva y llena de recursos. Otras canciones destacables son
‘My alcoholics friends’ que podría recordarnos a los
Smiths no tanto en el plano musical, sino en la facilidad que muestran para combinar dramatismo, felicidad y tristeza,
‘First orgasm’ donde la percusión desaparece dando como resultado un tema cargado de intimismo,
‘Necessary evil’ con un ritmo trepidante y un estribillo demoledor o
‘Sing’, perfecto cierre donde una suave guitarra acompaña a Amanda y su piano. La producción es magnífica, cosa que no es de extrañar teniendo en cuenta que corre a cargo de
Sean Slade y
Paul Q. Kolderie, quien a producido a los
Pixies y
Radiohead entre otros. En cuanto al artwork, cabe señalar que ha sido elegido entre las numerosas obras que les enviaron algunos de sus seguidores.
The Dresden Dolls combinan una decadencia cabaretera con la rabia del rock alternativo, lo que da lugar a un sonido inclasificable pero que no tiene ningun desperdicio. Yes, Virginia… es sobre todo un disco lleno de
contrastes. Me gustó mucho...
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dresden dolls
[Fuente reseña]
sonido obscuro